jueves, 12 de junio de 2008

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La sentencia andaluza que exime a un alumno de cursar Ciudadanía pone en cuestión cualquier asignatura susceptible de interpretaciones ideológicas.

¿Y si algún padre decide que no quiere que a su hijo se le explique la Teoría de la Evolución de Darwin en Ciencias Naturales porque cree en el creacionismo? ¿O el marxismo, en clase de Historia? ¿Tendría derecho a que su hijo no aprendiera estas asignaturas? Estas preguntas quedan en el aire tras la sentencia dictada la semana pasada por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en la que se admite que los padres de un alumno objeten a la materia de Educación para la Ciudadanía "por razones filosóficas o religiosas".

La sentencia, contraria a otras dictadas en Asturias, Cataluña y Aragón, tiene todas las posibilidades de ser tumbada en el Supremo. Pero hasta que este tribunal se pronuncie, la vía que abre "está cuestionando todo el sistema educativo", asegura el profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Zaragoza Antonio Embid.

Con él está de acuerdo el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada Manuel Terol, que considera que se abre la puerta a objetar a cualquier asignatura que tenga algún componente ideológico o religioso. Mientras a Embid esto le preocupa profundamente, Terol lo aplaude como cualquier avance de las libertades.

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